Señal que deja un ser humano o un animal al pisar una superficie. Rastro, seña, vestigio que deja alguien o algo.
Ayer salude a una colega y amiga, recientemente jubilada. Al desearle que disfrute esta nueva etapa después de tantos años en la facultad, y luego de un breve dialogo me dijo: ¡Ojalá haya dejado una huella, buena o mala, pero huella al fin! Y me dejo pensando. Entonces busque en el diccionario que es una huella: Viene de hollar: Señal que deja una cosa al apoyarse o al presionar sobre algo. Señal que deja un ser humano o un animal al pisar una superficie. Rastro, seña, vestigio que deja alguien o algo.
Dicen, los especialistas en estas cosas, que, de las huellas odoríficas, feromonas que deja una madre, el cachorro no la perderá hasta cierto tiempo, si nada extraño sucede. Tampoco la madre pierde a su cría. Así se mantiene la familia. Los animales utilizan las huellas para seguir entre ellos o buscar con quien reproducirse, así imprimen señales basadas en huellas biológicas, como sus propios olores o residuos, para indicar su identidad o su presencia.
Pero, también el ser humano tiene una gran obsesión por las huellas, rastros, señales e indicios que va dejando en su existencia. Investigamos las huellas del pasado, pero también las que nos conducen a descubrir lo nuevo. La huella de nuestro dedo es la señal más fidedigna de nuestra identidad. Así como los animales, también los seres humanos prestan mucha atención a las huellas que dejan o perciben. Y cuando un maestro es excelente, decimos que ha dejado una huella imborrable en la memoria de sus alumnos.
Las huellas son signos índice o indiciales: se producen en contacto con aquello que representan como una huella de un pie se genera al pisar.
Cuantas veces nos dijeron en las aulas que las huellas son la base de todos los estudios científicos. Un análisis de la composición de la sangre de un animal o persona revela la presencia de enfermedades cuando aparece una sustancia no deseada o falta una cantidad idónea de otra. Se buscan huellas de presencia o ausencia. Hay toda una disciplina científica llamada espectroscopia que fundamenta sus hallazgos en los residuos luminosos que deja la materia, sea estelar o sea atómica, en un sistema de registro generado por una máquina. Y en paleontología, la datación en carbono-14 usa los residuos y la huella de carbono presentes en un hueso o en un pigmento para identificar el momento en que algo se produjo gracias a la exacta información de este isótopo radiactivo en la materia.
Pero las huellas no solo viajan del pasado al presente. Cuando guardamos una foto estamos creando una huella a futuro, viendo el pasado. Esos rastros tendrán la capacidad de resucitar aquello que representan en nuestra memoria. La sociedad es una gigantesca máquina de generar y aprovechar el pasado en ciclos que se retroalimentan. Porque no decir también la sociedad de los veterinarios.
Del mismo modo existen las huellas inconscientes y según dicen son muy profundas. Por eso, disciplinas como el psicoanálisis y la ciencia cognitiva estudian el significado de las señales corporales y los microgestos, que desvelan emociones y sentimientos a los que se puede acceder mediante su observación. Los psicólogos bucean en la psique de sus pacientes estudiando cuidadosamente las huellas involuntarias que dejaban elementos del pasado en la mente.
La psicología evolutiva estudia incesantemente la influencia del contacto entre los seres humanos con el mundo y la relación basada en los signos de este tipo en la supervivencia y la evolución. Cuando una acción es muy valiosa, aunque parezca no haber causado efecto, puede estar generando un impacto a futuro. Un maestro que da clase puede estar simplemente haciendo bien su trabajo, pero también puede marcar la vida de los estudiantes.
Quizás esta sea la explicación para el verdadero valor de las huellas, literales y metafóricas. Pueden llegar hasta nosotros, en una relación profunda de conexión y entrega. Si los hombres somos signos, como decía un filosofo de renombre, quizás sea porque, sobre todo, provenimos de unas huellas.
En una nueva fecha de celebrar el día del Veterinario:
¿A quiénes le siguieron las huellas esos hombres y mujeres que iniciaron nuestra facultad allá hace unos cincuenta años?
¿Cuántas señas llevamos de aquellos primeros veterinarios y profesores, a quienes todo le resulto muy difícil?
Los que estamos y seguimos: ¿Estaremos dejando alguna buena marca en las promociones actuales?
Soy uno de los que tengo buenas huellas de muchos de aquellos que me enseñaron con mucho menos. Ojalá que esta pequeña reflexión sea útil para que todas las huellas que nos dejaron y quizás dejemos, nos permita seguir siendo la manada, cual animales y Veterinarios de esa gran familia que somos la facultad de Veterinarias de Tandil, la de hace cincuenta años, la de hoy y la de mañana, para seguir evolucionando.
Nada. Agradezco el valor y sacrificio. La generosidad y la voluntad. La esperanza que tuvieron en creer que el esfuerzo de ellos, allá hace un tiempo, tenía sentido.
¡Feliz día para todos los Veterinarios!
Por M.V. Mauricio Díaz
